La laringe es la parte del aparato respiratorio que se continúa con la tráquea y que se abre a la faringe y a la boca. Contiene la glotis, que es el órgano de la fonación y la epiglotis, que actúa cerrando la glotis durante la deglución e impide el paso de sólidos y líquidos a las vías aéreas y a los pulmones.
Una afección al nivel de la laringe se produce generalmente después de un suceso en el cual tuve “el soplo cortado”. Tenía tanto miedo “que ningún sonido podía salir de mi boca”. Estuve pillado por sorpresa y frecuentemente, me siento en peligro, al punto que tengo la sensación que mi vida está en peligro.
Si está afectada la epiglotis: “Falsas rutas o camino equivocado”.
Si se vive en masculino = “Me he equivocado de camino”. ¿Dónde estoy? ¿Qué hago? ¿He elegido el hombre/mujer adecuado?
Laringitis: Es una inflamación de la laringe, el órgano esencial de la fonación, donde se produce el sonido por medio de las cuerdas vocales.
Se manifiesta por un enronquecimiento con tos y en algunas ocasiones, también puede presentarse dificultad para respirar.
La laringe se inflama cuando nos hemos enfadado con alguien. La furia contenida y el rencor nos impiden hablar o gritar.
Fase de estrés: tos nerviosa, alta.
Fase de curación: voz ronca.
Puede ocurrir que deseemos decir algo, pero nos lo impedimos, por miedo de no ser escuchados o de disgustar a alguien, a la familia, por ejemplo. “Quiero decir algo, pero no puedo, porque si lo digo la familia explota”. “La palabra que digo, provoca un drama”. Literalmente nos tragamos las palabras, pero estas permanecen en la garganta, listas para salir; “el mensaje no pasa y hay que hacerlo pasar”. Nos reprochamos haber cometido errores al hablar, nos sentimos juzgados y tenemos miedo de decir tonterías. “No me expreso por temor al ridículo”. “Reprimo mi rebelión, me siento ahogado”.
O quizás tenemos miedo de decepcionar a alguien, que para nosotros representa una autoridad en la materia si decimos lo que tenemos que decir.
Disnea laríngea: “Tengo ganas de gritar, pero no puedo”.
Cáncer de laringe: ocurre después de un gran shock inesperado que ha podido estar relacionado con un conflicto territorial de miedo (miedo a perder el puesto de trabajo, etc.).
“Más vale callar porque sería inútil que hable”. Quisiera enfadarme pero no me atrevo. No me siento respetado por lo que soy. Tengo que aprender a tomar mi lugar y expresar lo que es para mí la verdad. Esto me ayudará a comprender mejor el lugar que ocupo en mi entorno y en el Universo.
Recomendaciones para recuperar la salud física, emocional y espiritual:
¿Qué es lo que nos duele decir y preferimos guardar? Debemos concedernos el derecho de expresarnos con libertad y a nuestra manera, sin dejarnos dominar por el temor.
Debemos aprender a decir las cosas, a expresar nuestros sentimientos, lo cual permitirá a esta energía circular libremente. Si tenemos dificultades en expresarnos diciendo las cosas, entonces podemos expresarnos escribiéndolas.
¿Nos hemos sentido decepcionados por algo o por alguien y somos incapaces de expresarlo?
Una afección al nivel de la laringe se produce generalmente después de un suceso en el cual tuve “el soplo cortado”. Tenía tanto miedo “que ningún sonido podía salir de mi boca”. Estuve pillado por sorpresa y frecuentemente, me siento en peligro, al punto que tengo la sensación que mi vida está en peligro.
Si está afectada la epiglotis: “Falsas rutas o camino equivocado”.
Si se vive en masculino = “Me he equivocado de camino”. ¿Dónde estoy? ¿Qué hago? ¿He elegido el hombre/mujer adecuado?
Laringitis: Es una inflamación de la laringe, el órgano esencial de la fonación, donde se produce el sonido por medio de las cuerdas vocales.
Se manifiesta por un enronquecimiento con tos y en algunas ocasiones, también puede presentarse dificultad para respirar.
La laringe se inflama cuando nos hemos enfadado con alguien. La furia contenida y el rencor nos impiden hablar o gritar.
Fase de estrés: tos nerviosa, alta.
Fase de curación: voz ronca.
Puede ocurrir que deseemos decir algo, pero nos lo impedimos, por miedo de no ser escuchados o de disgustar a alguien, a la familia, por ejemplo. “Quiero decir algo, pero no puedo, porque si lo digo la familia explota”. “La palabra que digo, provoca un drama”. Literalmente nos tragamos las palabras, pero estas permanecen en la garganta, listas para salir; “el mensaje no pasa y hay que hacerlo pasar”. Nos reprochamos haber cometido errores al hablar, nos sentimos juzgados y tenemos miedo de decir tonterías. “No me expreso por temor al ridículo”. “Reprimo mi rebelión, me siento ahogado”.
O quizás tenemos miedo de decepcionar a alguien, que para nosotros representa una autoridad en la materia si decimos lo que tenemos que decir.
Disnea laríngea: “Tengo ganas de gritar, pero no puedo”.
Cáncer de laringe: ocurre después de un gran shock inesperado que ha podido estar relacionado con un conflicto territorial de miedo (miedo a perder el puesto de trabajo, etc.).
“Más vale callar porque sería inútil que hable”. Quisiera enfadarme pero no me atrevo. No me siento respetado por lo que soy. Tengo que aprender a tomar mi lugar y expresar lo que es para mí la verdad. Esto me ayudará a comprender mejor el lugar que ocupo en mi entorno y en el Universo.
Recomendaciones para recuperar la salud física, emocional y espiritual:
¿Qué es lo que nos duele decir y preferimos guardar? Debemos concedernos el derecho de expresarnos con libertad y a nuestra manera, sin dejarnos dominar por el temor.
Debemos aprender a decir las cosas, a expresar nuestros sentimientos, lo cual permitirá a esta energía circular libremente. Si tenemos dificultades en expresarnos diciendo las cosas, entonces podemos expresarnos escribiéndolas.
¿Nos hemos sentido decepcionados por algo o por alguien y somos incapaces de expresarlo?
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