Se nos ha regalado esta vida para evolucionar, crecer y disfrutar con plenitud. Mantener la salud es nuestra responsabilidad. Realizar actividades que nos hagan sentirnos llenos de energía es nuestro privilegio cuando se practican en armonía con el entorno y de acuerdo a nuestras capacidades físicas.
En la carrera de Psicología se incluye una asignatura muy importante: Psicología Patológica. En ella se estudian los trastornos de la mente y sus posibles tratamientos. Algo que me llamó mucho la atención es que el ejercicio físico estaba indicado en “todos los trastornos mentales”. No recuerdo ninguna patología, en la que realizar ejercicio moderado no estuviese indicado.
Durante los últimos quince años de consulta profesional, he podido comprobar como la práctica deportiva es un gran aliado para mejorar el estado psicológico y físico de las personas, siempre que no haya contraindicación médica.
He observado que la persona que realiza ejercicio físico de forma habitual irradia seguridad y autoconfianza. A diario se pone ante un reto al que solo se puede conseguir el éxito mediante el esfuerzo, la tenacidad y la voluntad. Al hacerse algo cotidiano se va creando una huella de autosuperación, una huella de resiliencia que nos hará capaces de afrontar las situaciones de la vida con calma y confianza en nuestra capacidad ante las situaciones adversas.
¿Dónde está el secreto?
Existen tres hormonas muy importantes relacionadas con el bienestar, la alegría de vivir, el estado de ánimo y la motivación. Lo interesante es que el ejercicio físico está directamente relacionado con éstas hormonas, incrementándolas y facilitando su función como neurotransmisores.
¿Cuáles son éstas hormonas y cómo nos afectan?
Endorfinas
Las endorfinas son opiáceos que produce nuestro organismo de forma natural en la glándula pituitaria y el hipotálamo y se liberan a través de la medula espinal hacia el torrente sanguíneo.
El ejercicio físico es ideal para elevar los niveles de endorfinas en el organismo, provocando una gran cantidad de efectos beneficiosos en nosotros, como son:
Aumentan la sensación de calma y bienestar, mejorando nuestro estado de humor.
potencia las funciones del sistema inmunológico y retrasan el envejecimiento
Estabilizan las constantes fisiológicas reduciendo la presión arterial y la frecuencia cardiaca.
Contrarrestan los niveles elevados de cortisol, que se encuentra en los estados de depresión, desánimo, desesperación, desolación… mejorando el estado de ánimo.
Bajan los niveles de adrenalina. Esta hormona nos prepara para una respuesta de lucha o huida. El mantener este estado por periodos de tiempo prolongados provoca un gran estrés en el organismo. Al reducirlos, las endorfinas reducen los niveles de ansiedad y facilitan la disposición a disfrutar más intensamente de nuestra vida.
Aumentan la sensación de energía y capacidad física, motivándonos a incrementar la actividad en nuestra vida cotidiana.
· La sensación de dolor estimula las generación de endorfinas, que son un potente analgésico. Quizás ahora comprendas por qué el realizar un ejercicio intenso puede dotarte de altos niveles de endorfina, y por lo tanto, de bienestar.
¡Todas estás virtudes se pueden lograr con un poco de ejercicio inteligente! ¿Acaso no merece la pena?
Además del ejercicio físico podemos incrementar nuestros niveles de endorfinas con diferentes actividades como son; bailar, cantar, reir, escuchar música, tomar el sol, estar con personas alegres, meditar, practicar yoga, practicar sexo, el contacto con la naturaleza, hacer una relajación, jugar con nuestras mascotas, etc.
Dedicar un tiempo para hacer las actividades que nos gustan, es un mensaje muy importante hacia nuestro inconsciente: le estamos diciendo que nos importamos, que merecemos la pena y que nuestra alegría es importante, algo esencial para nuestra estima. Observa a los niños; jugar es esencial para ellos y de forma instintiva le dedican una gran energía a hacerlo. El resultado: un niño alegre, lleno de energía y que disfruta cada segundo de su tiempo de ocio.
Todos sin excepción tenemos un niño interior que disfruta con las pequeñas cosas de la vida, que le encanta hacer cosas por el mero hecho de disfrutar del momento, sin esperar ningún tipo de beneficio por ello
Existen alimentos que también pueden incrementar nuestros niveles de endorfinas: el cacao (chocolate), el ginseng, alimentos ricos en omega 3; como son el atún, el salmón, las sardinas, especias picantes, etc.
Los masajes, la sauna, el baño turco y otros, incrementan la endorfinas en circulación.
Veamos otra hormona de la felicidad que se ve beneficiada por el ejercicio físico:
Serotonina
La serotonina es un neurotransmisor esencial que está directamente relacionado con el estado de humor y el placer. Regula múltiples funciones como el apetito, el sueño, los ritmos circadianos, el metabolismo de los huesos, la respuesta sexual…
Bajos niveles de serotonina se relacionan con estados depresivos. Por esta razón, muchos tratamientos antidepresivos están destinados a incrementar los niveles de serotonina en el organismo.
La serotonina tiene una facultad muy interesante; reduce la emoción de ira y la agresividad, es decir, niveles adecuados de serotonina hacen que nos enfademos menos. Nos transmite sensación de serenidad, de paz y calma.
La luz tiene mucho que ver con la serotonina. Durante el invierno recibimos menos horas de sol, incrementándose el número de estados depresivos, y reduciendo nuestro apetito sexual. Durante la primavera y verano, los niveles de serotonina aumentan, lo que conlleva a un aumento de la sensación de bienestar y felicidad, y un mayor deseo sexual.
El ejercicio físico es una forma muy beneficiosa para aumentar los niveles de serotonina, no solamente durante la realización del mismo, sino que el efecto permanece horas después de haberlo realizado. Se mejora nuestro estado de humor y la capacidad de experimentar placer. Realizar ejercicio físico de forma regular, de acuerdo a tu condición física, se convierte así en una verdadera inyección de bienestar. Si además de realizar este ejercicio lo hacemos en la naturaleza, el efecto de la luz natural incrementa los beneficios .
Alimentos que pueden facilitar los niveles de serotonina: el pavo, el huevo, el plátano, los carbohidratos complejos como el arroz y el pan integral, la legumbres, las patatas, el cacao (chocolate negro)…
Existen otras actividades a parte del ejercicio físico que pueden ayudarnos para aumentar nuestros niveles de serotonina como son:
En el mundo científico, el ejercicio físico, está ampliamente reconocido como una de las actividades que aumenta más notablemente la producción de endorfinas y serotonina.
“a más ejercicio, mejor me siento,
cuanto mejor me siento,
quiero hacer más ejercicio”.
Los deportistas, sienten después de una sesión de entrenamiento como si se les hubiera inyectado energía (felicidad), y positivismo mental (ánimo alto, bienestar). Conozcamos la tercera hormona de la felicidad:
Dopamina:
Es una hormona que influye en el sueño, el estado de humor, la atención y el aprendizaje, la cognición, en el binomio motivación – recompensa, etc.
Centrémonos en la motivación. Cuando se comienza a hacer ejercicio hay que vencer la inercia que nos incita a volver a la zona de confort, a lo conocido, a lo de siempre. Parece que unas ataduras invisibles nos impiden conseguir los objetivos que nos proponemos y nos incitan a la inactividad y a la pereza. Para vencerla precisamos del convencimiento de que deseamos cuidarnos, querernos y respetarnos. Que somos lo suficientemente importantes como para esforzarnos.
Al acabar el ejercicio físico aparece una sensación de placer, de sentirse vivo, de actividad interior… nuestro inconsciente rebosa de buenas sensaciones. La dopamina ha hecho efecto y consigue que deseemos volver a sentir lo mismo. Nos hacemos amigos de la vida sana, empezamos a cuidar lo que comemos y como por arte de magia nos cuesta menos cuidarnos!
La sensación de bienestar crea un refuerzo positivo que nos llevarán a repetir la experiencia.
Simultáneamente a la realización del ejercicio físico diario se produce una cascada de pensamientos y cambios positivos en los patrones psicológicos de nuestra vida. En pocas semanas se pueden sentir los efectos: mejor estado de ánimo, descenso de la ansiedad y del estrés, etc.
Dentro de ti hay un mundo de posibilidades y alegrías que no podías ni imaginar. Ánimos: ¡Solo hace falta decisión y perseverancia!
“A mayor bienestar aumenta la sinergia entre la mente y el cuerpo, fortaleciéndolos”
Un programa de ejercicio de 20 minutos / tres días por semana de ejercicios bien programados pueden suponer el inicio de un cambio en tu vida.
Tú puedes lograr el éxito a todos los niveles y el ejercicio físico es el mejor de los compañeros para lograrlo. Da el primer paso y confía en ti, tu autoestima y tu valoración no tardarán en reflejar tu bienestar interior.
Advertencia: el presente artículo intenta potenciar el ejercicio físico responsable en nuestras vidas. Ante todo recomiendo que antes de iniciarlo consulten a su médico, etc. Si considera que tiene alteraciones del estado de ánimo que influyen en su vida les aconsejo que acudan a un psicólogo o psiquiatra. El ejercicio físico no sustituye a un tratamiento médico. Si desean modificar su dieta les aconsejo visitar a un nutricionista.
En la carrera de Psicología se incluye una asignatura muy importante: Psicología Patológica. En ella se estudian los trastornos de la mente y sus posibles tratamientos. Algo que me llamó mucho la atención es que el ejercicio físico estaba indicado en “todos los trastornos mentales”. No recuerdo ninguna patología, en la que realizar ejercicio moderado no estuviese indicado.
Durante los últimos quince años de consulta profesional, he podido comprobar como la práctica deportiva es un gran aliado para mejorar el estado psicológico y físico de las personas, siempre que no haya contraindicación médica.
He observado que la persona que realiza ejercicio físico de forma habitual irradia seguridad y autoconfianza. A diario se pone ante un reto al que solo se puede conseguir el éxito mediante el esfuerzo, la tenacidad y la voluntad. Al hacerse algo cotidiano se va creando una huella de autosuperación, una huella de resiliencia que nos hará capaces de afrontar las situaciones de la vida con calma y confianza en nuestra capacidad ante las situaciones adversas.
¿Dónde está el secreto?
Existen tres hormonas muy importantes relacionadas con el bienestar, la alegría de vivir, el estado de ánimo y la motivación. Lo interesante es que el ejercicio físico está directamente relacionado con éstas hormonas, incrementándolas y facilitando su función como neurotransmisores.
¿Cuáles son éstas hormonas y cómo nos afectan?
Endorfinas
Las endorfinas son opiáceos que produce nuestro organismo de forma natural en la glándula pituitaria y el hipotálamo y se liberan a través de la medula espinal hacia el torrente sanguíneo.
El ejercicio físico es ideal para elevar los niveles de endorfinas en el organismo, provocando una gran cantidad de efectos beneficiosos en nosotros, como son:
Aumentan la sensación de calma y bienestar, mejorando nuestro estado de humor.
potencia las funciones del sistema inmunológico y retrasan el envejecimiento
Estabilizan las constantes fisiológicas reduciendo la presión arterial y la frecuencia cardiaca.
Contrarrestan los niveles elevados de cortisol, que se encuentra en los estados de depresión, desánimo, desesperación, desolación… mejorando el estado de ánimo.
Bajan los niveles de adrenalina. Esta hormona nos prepara para una respuesta de lucha o huida. El mantener este estado por periodos de tiempo prolongados provoca un gran estrés en el organismo. Al reducirlos, las endorfinas reducen los niveles de ansiedad y facilitan la disposición a disfrutar más intensamente de nuestra vida.
Aumentan la sensación de energía y capacidad física, motivándonos a incrementar la actividad en nuestra vida cotidiana.
· La sensación de dolor estimula las generación de endorfinas, que son un potente analgésico. Quizás ahora comprendas por qué el realizar un ejercicio intenso puede dotarte de altos niveles de endorfina, y por lo tanto, de bienestar.
¡Todas estás virtudes se pueden lograr con un poco de ejercicio inteligente! ¿Acaso no merece la pena?
Además del ejercicio físico podemos incrementar nuestros niveles de endorfinas con diferentes actividades como son; bailar, cantar, reir, escuchar música, tomar el sol, estar con personas alegres, meditar, practicar yoga, practicar sexo, el contacto con la naturaleza, hacer una relajación, jugar con nuestras mascotas, etc.
Dedicar un tiempo para hacer las actividades que nos gustan, es un mensaje muy importante hacia nuestro inconsciente: le estamos diciendo que nos importamos, que merecemos la pena y que nuestra alegría es importante, algo esencial para nuestra estima. Observa a los niños; jugar es esencial para ellos y de forma instintiva le dedican una gran energía a hacerlo. El resultado: un niño alegre, lleno de energía y que disfruta cada segundo de su tiempo de ocio.
Todos sin excepción tenemos un niño interior que disfruta con las pequeñas cosas de la vida, que le encanta hacer cosas por el mero hecho de disfrutar del momento, sin esperar ningún tipo de beneficio por ello
Existen alimentos que también pueden incrementar nuestros niveles de endorfinas: el cacao (chocolate), el ginseng, alimentos ricos en omega 3; como son el atún, el salmón, las sardinas, especias picantes, etc.
Los masajes, la sauna, el baño turco y otros, incrementan la endorfinas en circulación.
Veamos otra hormona de la felicidad que se ve beneficiada por el ejercicio físico:
Serotonina
La serotonina es un neurotransmisor esencial que está directamente relacionado con el estado de humor y el placer. Regula múltiples funciones como el apetito, el sueño, los ritmos circadianos, el metabolismo de los huesos, la respuesta sexual…
Bajos niveles de serotonina se relacionan con estados depresivos. Por esta razón, muchos tratamientos antidepresivos están destinados a incrementar los niveles de serotonina en el organismo.
La serotonina tiene una facultad muy interesante; reduce la emoción de ira y la agresividad, es decir, niveles adecuados de serotonina hacen que nos enfademos menos. Nos transmite sensación de serenidad, de paz y calma.
La luz tiene mucho que ver con la serotonina. Durante el invierno recibimos menos horas de sol, incrementándose el número de estados depresivos, y reduciendo nuestro apetito sexual. Durante la primavera y verano, los niveles de serotonina aumentan, lo que conlleva a un aumento de la sensación de bienestar y felicidad, y un mayor deseo sexual.
El ejercicio físico es una forma muy beneficiosa para aumentar los niveles de serotonina, no solamente durante la realización del mismo, sino que el efecto permanece horas después de haberlo realizado. Se mejora nuestro estado de humor y la capacidad de experimentar placer. Realizar ejercicio físico de forma regular, de acuerdo a tu condición física, se convierte así en una verdadera inyección de bienestar. Si además de realizar este ejercicio lo hacemos en la naturaleza, el efecto de la luz natural incrementa los beneficios .
Alimentos que pueden facilitar los niveles de serotonina: el pavo, el huevo, el plátano, los carbohidratos complejos como el arroz y el pan integral, la legumbres, las patatas, el cacao (chocolate negro)…
Existen otras actividades a parte del ejercicio físico que pueden ayudarnos para aumentar nuestros niveles de serotonina como son:
- Habitar en espacios luminosos, pasear por la naturaleza, etc.
- Recibir un masaje: el masaje que ayuda reducir el cortisol, que es la hormona del estrés, y simultáneamente incrementa los niveles de serotonina.
- El yoga, la relajación, la meditación, masaje de cuencos tibetanos,… al reducir el estrés, aumentan los niveles de serotonina.
En el mundo científico, el ejercicio físico, está ampliamente reconocido como una de las actividades que aumenta más notablemente la producción de endorfinas y serotonina.
“a más ejercicio, mejor me siento,
cuanto mejor me siento,
quiero hacer más ejercicio”.
Los deportistas, sienten después de una sesión de entrenamiento como si se les hubiera inyectado energía (felicidad), y positivismo mental (ánimo alto, bienestar). Conozcamos la tercera hormona de la felicidad:
Dopamina:
Es una hormona que influye en el sueño, el estado de humor, la atención y el aprendizaje, la cognición, en el binomio motivación – recompensa, etc.
Centrémonos en la motivación. Cuando se comienza a hacer ejercicio hay que vencer la inercia que nos incita a volver a la zona de confort, a lo conocido, a lo de siempre. Parece que unas ataduras invisibles nos impiden conseguir los objetivos que nos proponemos y nos incitan a la inactividad y a la pereza. Para vencerla precisamos del convencimiento de que deseamos cuidarnos, querernos y respetarnos. Que somos lo suficientemente importantes como para esforzarnos.
Al acabar el ejercicio físico aparece una sensación de placer, de sentirse vivo, de actividad interior… nuestro inconsciente rebosa de buenas sensaciones. La dopamina ha hecho efecto y consigue que deseemos volver a sentir lo mismo. Nos hacemos amigos de la vida sana, empezamos a cuidar lo que comemos y como por arte de magia nos cuesta menos cuidarnos!
La sensación de bienestar crea un refuerzo positivo que nos llevarán a repetir la experiencia.
Simultáneamente a la realización del ejercicio físico diario se produce una cascada de pensamientos y cambios positivos en los patrones psicológicos de nuestra vida. En pocas semanas se pueden sentir los efectos: mejor estado de ánimo, descenso de la ansiedad y del estrés, etc.
Dentro de ti hay un mundo de posibilidades y alegrías que no podías ni imaginar. Ánimos: ¡Solo hace falta decisión y perseverancia!
“A mayor bienestar aumenta la sinergia entre la mente y el cuerpo, fortaleciéndolos”
Un programa de ejercicio de 20 minutos / tres días por semana de ejercicios bien programados pueden suponer el inicio de un cambio en tu vida.
“Hay una energía que es más potente que el vapor, la electricidad y la energía atómica; la voluntad” - Albert Einstein
Tú puedes lograr el éxito a todos los niveles y el ejercicio físico es el mejor de los compañeros para lograrlo. Da el primer paso y confía en ti, tu autoestima y tu valoración no tardarán en reflejar tu bienestar interior.
Advertencia: el presente artículo intenta potenciar el ejercicio físico responsable en nuestras vidas. Ante todo recomiendo que antes de iniciarlo consulten a su médico, etc. Si considera que tiene alteraciones del estado de ánimo que influyen en su vida les aconsejo que acudan a un psicólogo o psiquiatra. El ejercicio físico no sustituye a un tratamiento médico. Si desean modificar su dieta les aconsejo visitar a un nutricionista.
Miguel Angel Cueto