¿Será posible que nosotros mismos seamos responsables de crear o restaurar nuestros malestares y enfermedades a través de nuestros pensamientos?
Nuestro estado de salud y bienestar es proporcional a nuestro nivel de conciencia: nuestra conciencia es la que define nuestros pensamientos, emociones y cómo respondemos a los estímulos o imágenes creadas por nuestro cerebro de todo nuestro entorno.
La Conciencia emite la información que se manifiesta físicamente en el cuerpo, es decir, la Conciencia es al cuerpo lo que un programa de radio al receptor.
La Conciencia es de calidad inmaterial y propia, no es producto ni depende de la existencia del cuerpo. El cuerpo no hace nada por sí mismo, tal cual lo comprobamos en un cadáver: el funcionamiento del cuerpo de una persona viva se debe a las funciones de dos sustancias inmateriales que solemos llamar Conciencia y Espíritu.
Dicho de otra forma, lo que ocurre en el cuerpo de un individuo es la manifestación y reflejo de la información o imágenes que ha idealizado en el cerebro, esta información es creada por nuestra conciencia. Cuando las distintas funciones del cuerpo se conjugan de manera armoniosa decimos que nuestro cuerpo está saludable, pero cuando estas funciones armoniosas son interrumpidas, generan las condiciones que conllevan a la enfermedad.
La pérdida de la armonía se produce en la conciencia que es nuestro campo de información. A este desorden de armonía le llamaremos enfermedad, y se manifiesta físicamente en el cuerpo, esto nos lleva a comprender que el cuerpo es el reflejo de todos los procesos, cambios de información e imágenes que se producen en la conciencia, por lo tanto si una persona sufre de un desequilibrio de conciencia éste se manifestará físicamente con un síntoma, por lo que es incorrecto decir que el cuerpo está enfermo ya que nuestro cuerpo solo refleja la condición evolutiva del ser humano.
En otras palabras la enfermedad es la respuesta apropiada del cerebro a un choque externo, para preservar la vida y la especie.
Síntomas son muchos, pero todos son la expresión de un proceso que llamamos enfermedad y que a la vez es producto de nuestra Conciencia, sin ella el cuerpo no podría vivir ni enfermar. Este planteamiento coincide en parte con el modelo psicosomático que reafirma que es el ser humano en su nivel de Conciencia el que se enferma en el plano psíquico y cuando el problema psicosomático se resuelve en el cerebro, la enfermedad pasará a la fase de la reparación y sanación del cuerpo físico.
Así diferenciamos la enfermedad (en el plano de la Conciencia) del síntoma (plano corporal), al observar una persona con sus síntomas buscamos la interpretación de lo que el alma o Conciencia de la persona nos está diciendo, ya que la manifestación física es la expresión visible de un proceso invisible, para alertarnos de una anomalía y obligarnos a hacer una indagación, por lo que sería una estupidez tratar de contrarrestar o suprimir los síntomas físicos, ya que estos son luces de alarma de lo que pasa en nuestro ser, más allá de nuestro interior. Estos síntomas nos darán una guía adecuada para encontrar la causa y si debe ser tratada y eliminada al descubrir dónde estamos fallando como seres humano.
Comprendiendo este hecho, el enfermo ya no verá la enfermedad como una desgracia o maldición, sino como la evaluación de su desarrollo personal, al entender qué es lo que su alma le está manifestando, este ser tiene la oportunidad de decidir conscientemente si detiene o avanza en su proceso de vida personal, al atender los aspectos que requieren atención y que su Conciencia le exige atención urgente.
Entonces atendiendo a estos conceptos la actitud de la persona enferma cambiará y se responsabilizará de sí misma sin esperar que su curación provenga de medios externos, esto le da la oportunidad de desarrollar su Conciencia y transformase en un ser sano que trasmita lo mismo a sus congéneres.
La curación del individuo lo redime de sus faltas que le enfermaron. Solo así puede seguir en su proceso evolutivo de la Conciencia para ser un mejor o más elevado ser. Es la enfermedad la que nos muestra el camino que cada uno de nosotros lleva recorrido.
Es la enfermedad quien hace honesto y sincero a los enfermos de su condición y realidad.
Hagamos un diagnóstico, ¿esa enfermedad que llevamos por años, será por algo que no habremos podido superar a nivel de conciencia más allá de nuestro interior?